SANTUARIO PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DE LOURDES

Gruta y Basílica. Quinta Normal, Santiago de Chile.


Inicio > Mensaje de Lourdes > Jubileo Lourdes 2008


Jubileo Lourdes 2008 > Visita de Benedicto XVI a Lourdes de Francia > Misa 150° Aniversario Apariciones

BENEDICTO XVI PRESIDE MISA DE LOS 150 AÑOS DE LAS APARICIONES DE LA VIRGEN EN LOURDES DE FRANCIA

S.S. Benedicto XVI en Lourdes Francia

La Cruz recuerda que el amor de Dios es más fuerte que la muerte, dice el Papa

Al celebrarse la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, el Papa Benedicto XVI celebró la Santa Eucaristía por el 150º Aniversario de las Apariciones de Lourdes, y en su homilía destacó que la Cruz nos recuerda que el amor de Dios es más fuerte que la muerte, nuestras debilidades y pecados.

“¡Qué dicha tener la Cruz! Quien posee la Cruz posee un tesoro. En este día en el que la liturgia de la Iglesia celebra la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, el Evangelio que acabamos de escuchar, nos recuerda el significado de este gran misterio: Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único para salvar a los hombres. El Hijo de Dios se hizo vulnerable, tomando la condición de siervo, obediente hasta la muerte y una muerte de cruz. Por su Cruz hemos sido salvados”, dijo el Pontífice tras haber saludado y agradecido a las autoridades civiles y eclesiales por el trabajo realizado durante su visita pastoral a Francia.

El Papa recordó que en la celebración “la Iglesia nos invita a levantar con orgullo la Cruz gloriosa para que el mundo vea hasta dónde ha llegado el amor del Crucificado por los hombres. Nos invita a dar gracias a Dios porque de un árbol portador de muerte, ha surgido de nuevo la vida. Sobre este árbol, Jesús nos revela su majestad soberana, nos revela que Él es el exaltado en la gloria”.

Seguidamente el Santo Padre relacionó la Fiesta de la Cruz con las Apariciones de Lourdes, mostrando cuanto “es significativo que, en la primera aparición a Bernardita, María comience su encuentro con la señal de la Cruz. Más que un simple signo, Bernardita recibe de María una iniciación a los misterios de la fe”.

“La señal de la Cruz es de alguna forma el compendio de nuestra fe, porque nos dice cuánto nos ha amado Dios; nos dice que, en el mundo, hay un amor más fuerte que la muerte, más fuerte que nuestras debilidades y pecados. El poder del amor es más fuerte que el mal que nos amenaza. Este misterio de la universalidad del amor de Dios por los hombres, es el que María reveló aquí, en Lourdes”, continuó el Santo Padre.

Más adelante reflexionó también sobre la misión de María y de la Iglesia en el mundo, diciendo que “María sale a nuestro encuentro para indicarnos los caminos de la renovación de la vida de nuestras comunidades y de cada uno de nosotros. Al acoger a su Hijo, que Ella nos muestra, nos sumergimos en una fuente viva en la que la fe puede encontrar un renovado vigor, en la que la Iglesia puede fortalecerse para proclamar cada vez con más audacia el misterio de Cristo. Jesús, nacido de María, es el Hijo de Dios, el único Salvador de todos los hombres, vivo y operante en su Iglesia y en el mundo. La Iglesia ha sido enviada a todo el mundo para proclamar este único mensaje e invitar a los hombres a acogerlo mediante una conversión auténtica del corazón. Esta misión, que fue confiada por Jesús a sus discípulos, recibe aquí, con ocasión de este jubileo, un nuevo impulso”.

“La ‘Hermosa Señora’ revela su nombre a Bernardita: ‘Yo soy la Inmaculada Concepción’. María le desvela de este modo la gracia extraordinaria que Ella recibió de Dios, la de ser concebida sin pecado, porque ‘ha mirado la humillación de su esclava’. María es la mujer de nuestra tierra que se entregó por completo a Dios y que recibió de Él el privilegio de dar la vida humana a su eterno Hijo. ‘Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra’ ”.

“Ella es la hermosura transfigurada, la imagen de la nueva humanidad. De esta forma, al presentarse en una dependencia total de Dios, María expresa en realidad una actitud de plena libertad, cimentada en el completo reconocimiento de su genuina dignidad. Este privilegio nos concierne también a nosotros, porque nos desvela nuestra propia dignidad de hombres y mujeres, marcados ciertamente por el pecado, pero salvados en la esperanza, una esperanza que nos permite afrontar nuestra vida cotidiana”.

Benedicto XVI hizo también una breve reflexión sobre la misión del Santuario de Lourdes, hablando de una vocación a “ser un lugar de encuentro con Dios en la oración, y un lugar de servicio fraterno, especialmente por la acogida a los enfermos, a los pobres y a todos los que sufren. En este lugar, María sale a nuestro encuentro como la Madre, siempre disponible a las necesidades de sus hijos. Mediante la luz que brota de su rostro, se trasparenta la misericordia de Dios. Dejemos que su mirada nos acaricie y nos diga que Dios nos ama y nunca nos abandona”.

Hacia el final de su homilía Benedicto XVI aseguró que que “María nos recuerda aquí que la oración, intensa y humilde, confiada y perseverante debe tener un puesto central en nuestra vida cristiana. La oración es indispensable para acoger la fuerza de Cristo. Dejarse absorber por las actividades entraña el riesgo de quitar de la plegaria su especificad cristiana y su verdadera eficacia”.

S.S. Benedicto XVI en Gruta de Lourdes

Santo Padre a jóvenes en Lourdes: “Como María, no teman decir 'Sí' a Dios”

El Papa Benedicto XVI dedicó algunas palabras a los jóvenes presentes en Lourdes, alentándolos a seguir el ejemplo de la Virgen María y no temer a decirle "sí" al llamado de Dios.

“La presencia de los jóvenes en Lourdes es también una realidad importante”, dijo el Pontífice. “Queridos amigos aquí presentes esta mañana alrededor de la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud, cuando María recibió la visita del Ángel, era una jovencita en Nazaret, que llevaba la vida sencilla y animosa de las mujeres de su pueblo”.

“Si la mirada de Dios se posó especialmente en Ella, fiándose, María quiere decirles también que nadie es indiferente para Dios. Él los mira con amor a cada uno de ustedes y les llama a una vida dichosa y llena de sentido. No dejen que las dificultades los descorazonen. María se turbó cuando el Ángel le anunció que sería la Madre del Salvador. Ella conocía cuánta era su debilidad ante la omnipotencia de Dios. Sin embargo, dijo 'sí' sin vacilar”, prosiguió el Papa.

También resaltó la importancia para la humanidad del "sí" de María pues gracias a éste “la salvación entró en el mundo, cambiando así la historia de la humanidad. Queridos jóvenes, no tengan ustedes miedo de decir ‘sí’ a las llamadas del Señor, cuando Él los invite a seguirlo. Respondan generosamente al Señor. Sólo Él puede colmar los anhelos más profundos de sus corazones. Son muchos los que vienen a Lourdes para servir esmerada y generosamente a los enfermos o a otros peregrinos, imitando así a Cristo servidor. El servicio a los hermanos y a las hermanas ensancha el corazón y lo hace disponible”.

Finalmente el Papa hizo un llamado a responder con generosidad a la vocación a la que Dios llama a cada uno: “En el silencio de la oración, que María sea vuestra confidente, Ella que supo hablar a Bernardita con respeto y confianza. Que María ayude a los llamados al matrimonio a descubrir la belleza de un amor auténtico y profundo, vivido como don recíproco y fiel. A aquéllos, entre ustedes, que Él llama a seguirlo en la vocación sacerdotal o religiosa, quisiera decirles la felicidad que existe en entregar la propia vida al servicio de Dios y de los hombres. Que las familias y las comunidades cristianas sean lugares donde puedan nacer y crecer sólidas vocaciones al servicio de la Iglesia y del mundo”.

En varios idiomas se rezó por la paz en el mundo:

Una oración universal en árabe por la paz fue elevada por la Iglesia se durante la misa que presidió Benedicto XVI: “Señor Jesús, que tu Cruz gloriosa sea un signo de reconciliación y de paz”.

En tamil, lengua hablada en la India, donde en estos días los cristianos han sufrido una violenta persecución, se elevó esta súplica: “Señor Jesús, que tu Cruz gloriosa sea el orgullo de la Iglesia”.

Luego, en moré, lengua africana, que se habla sobre todo en Burkina Faso, se rezó para que la Cruz sea “una fuerza para nosotros, los enfermos”.

En un mensaje que dirigió el miércoles pasado el Papa a los franceses antes de visitar el país afirmó que en su Oración a los pies de Nuestra Señora en Lourdes presentaría las “intenciones de toda la Iglesia, en particular por los enfermos, las personas abandonadas, pero también por la paz en el mundo”.

En chino, durante la misa, se elevó esta imploración: “Señor Jesús, que tu Cruz gloriosa, vencedora del Mal, sea el manantial inagotable de la gran esperanza”.

En la celebración, se elevaron también oraciones en portugués (para que les jóvenes encuentren “la verdadera felicidad”), y en polaco (por las vocaciones consagradas al anuncio del Evangelio).

Santuario de Lourdes Francia

Confidencia ante el Papa y 190.000 peregrinos de Monseñor Perrier:

Monseñor Jacques Perrier, Obispo de Lourdes y Tarbes, confesó este domingo ante el Papa y ante 190.000 peregrinos que había predicho el nombre del Pontífice llamado a suceder a Juan Pablo II, Benedicto.

En sus palabras de saludo al Santo Padre al inicio de la Misa de Celebración de los 150 años de las Apariciones de la Virgen María en Lourdes, el prelado dejó espacio a estas confidencias ante la sorpresa y el interés de los presentes. “Una vez en mi vida, recibí el don de la predicción”, comenzó diciendo. “Las radios acababan de anunciar que se había elegido a un Papa. Puse la televisión para saber quien tendría la tremenda tarea de suceder al sumamente querido Juan Pablo II. Mientras esperaba, dije a quien estaba conmigo: 'Espero que tome el nombre de Benedicto' ”.

“Yo no pensaba entonces en san Benito (en francés lleva el mismo nombre que Benedicto). No pensaba tampoco en Benedicto XVI, calumniado cuando quiso ser artesano de paz durante la segunda guerra mundial”, confesó.

“Al decir: 'espero que tome el nombre de Benedicto' pensaba en nuestro mundo -reconoció-. Nuestro mundo en ocasiones se cree maldito, pues se da cuenta que sus maravillosos descubrimientos pueden rebelarse contra él. Con más frecuencia se cree olvidado, errando sin objetivo bajo un cielo vacío y mudo”.

“En este mundo deprimido, la misión de la Iglesia consiste en decir al mundo que es amado y que, a pesar de las heridas, está bendito. El signo supremo de esta bendición es la Cruz, la Cruz Gloriosa del Señor que hoy celebramos”, concluyó.

Fuentes: ACI Prensa y Zenit

Lourdes, 14 de Septiembre de 2008.

<< Visita de Benedicto XVI a Lourdes de Francia <<

Información General | Mapa del Sitio | Condiciones de Uso | Salir a Portada