SANTUARIO PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DE LOURDES

Gruta y Basílica. Quinta Normal, Santiago de Chile.


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¿QUÉ ES LOURDES?

Virgen de Lourdes Francia

Esta pregunta aflora a menudo en las mentes y en los labios de creyentes e incrédulos, de jóvenes y ancianos, de muchos que buscan sinceramente la verdad y también de otros que la indagan llevados por un afán de curiosidad o de mala intención. Es una pregunta que ya se planteaban los contemporáneos del “acontecimiento Lourdes” y que siguen planteándose actualmente miles de peregrinos.

Es una pregunta sencilla en su formulación, pero cuya respuesta resulta compleja. En Lourdes, pueblito del sur de Francia, tuvo lugar una historia a la vez sencilla y extraordinaria. Una historia que comenzó a escribirse en 1858, sigue escribiéndose y nadie podría decir cuándo terminará de escribirse... y de interpretarse.

El “acontecimiento Lourdes” continúa prolongándose y actualizándose en cada Santuario que le está dedicado en el mundo entero, y también aquí en Chile, en su Gruta de Santiago, en la Quinta Normal, y a lo largo de nuestra “loca” geografía. La fuente de Massabielle brota sin cesar y es signo de esta Agua Viva, que es Cristo, y que purifica nuestra alma y la inunda con sus gracias.

LOURDES es una tenue luz que no perciben aquéllos que se obstinan en mantener sus ojos cerrados a esa luz y sus oídos sordos a esa voz, pero cuya claridad sigue refulgente para cuantos tienen un corazón sencillo y una mirada atenta para percibir los signos de los tiempos.

LOURDES es un acontecimiento con su respectiva enseñanza, pero que no puede descubrirse ni profundizarse de una sola vez. En efecto, contiene un MENSAJE que se nutre del EVANGELIO mismo y que se va a descifrar progresivamente, en consonancia con la ley del crecimiento, en un clima de oración y de fe.

Si como Peregrinos, hijos de Dios y agradecidos de nuestra Madre del Cielo, queremos descubrir y profundizar la realidad del “acontecimiento Lourdes”; dos actitudes, dimensiones o momentos son necesarios:

Primero: conocer el “acontecimiento” de Lourdes.

Segundo: profundizar, para vivirlo, el “mensaje” de Lourdes.

1.- CONOCER EL “ACONTECIMIENTO LOURDES”

La historia de Lourdes, en su primer capitulo, comenzó a escribirse un 11 de febrero de 1858, y contiene y revela ya lo esencial del Mensaje de la Virgen María. Sería erróneo pensar que este Mensaje se revela solamente a través de las palabras que la Virgen dirigió a Bernardita. Las palabras propiamente dichas son pocas, espaciadas en el tiempo, y que no ocupan mucho espacio. No podemos, pues, reducir esta enseñanza únicamente a unas pocas frases.

 Esta realidad la verificamos ya en el mismo Jesucristo, que es en el fondo el inspirador de estos acontecimientos. Porque Jesús, como lo vemos en el Evangelio, no se expresa únicamente a través de palabras. La revelación divina, en efecto, es una conjunción de lenguaje y de acción; es una historia, una "gesta" de Dios entre los hombres. En la Revelación, los hechos no son menos importantes que las palabras, e incluso suelen superarlas en importancia.

Algo semejante acontece con el mensaje de Lourdes: no se revela plenamente, sino a quienes se esfuerzan por conocer detenidamente el contexto histórico y siguen su línea de desarrollo.

Tomemos algunos ejemplos. La pobreza y la honorabilidad de la familia Soubirous, el rebaño de Bartrés, la indigencia del “calabozo”, la inocencia y la fragilidad de Bernardita, que carecía de salud, de dinero, de instrucción, pero cuyo único tesoro era su humilde rosario; la Gruta misma de Massabielle, solitaria e inhóspita, lugar al que acudía Bernardita para recoger leña seca, donde besaría el suelo, donde llegaría a comer un poco de hierba amarga, y donde bebería un agua fangosa. Todos estos hechos que acompañan las Apariciones también forman parte del Mensaje de Lourdes.

Pertenecen además al Mensaje de Lourdes: las visitas y los diálogos de Bernardita con el Párroco, sus entrevistas con el comisario de policía y con el procurador imperial, las preguntas y respuestas de los interrogatorios.

Se incluyen igualmente: la belleza de la Dama, el atuendo de la blanca Visión ceñida de azul, sus manos entrelazadas, su rosario en la mano o en el brazo, y sobre todo su sonrisa, sus saludos llenos de gracia, su tristeza cuando habla de los pecadores. Todo está lleno de contenido y de sentido.

Para comprender el alcance del acontecimiento Lourdes también reviste importancia: la dispar reacción de los pobres y de los ricos ante los mismos acontecimientos de la Gruta, la actitud del clero y de los poderes públicos, el silencio, el recogimiento y la oración de Bernardita en éxtasis, el primer milagro en Lourdes en beneficio de un obrero tallador de piedras.

Todo este contexto carecería de sentido si no lo relacionamos íntimamente con lo acontecido en la Gruta. En efecto, fue en ese lugar donde se proclamó aquel Mensaje de pobreza, oración y penitencia, y lo proclamó la misma Dama que el 25 de marzo de 1858 se identificó, diciendo:

“YO SOY LA INMACULADA CONCEPCIÓN”.

Cuando la Virgen pidió a los sacerdotes que edificaran allí mismo una capilla, ¿acaso preveía ya el gran esplendor del culto eucarístico? Instruidos por la historia, podemos afirmar que la vida eucarística pertenece también al Mensaje de Lourdes.

Cuando queremos emprender nuestra peregrinación, comenzamos directamente por la visita a la Gruta. Lourdes es la Gruta. Después de las Apariciones de 1858, la Dama no ha abandonado esos lugares. Lo siguen experimentando todos los peregrinos que continúan saboreando la dulce e invisible presencia de la Virgen Inmaculada. ¡Se siente que Ella está aquí!, dicen, llenos de emoción.

Lourdes es la Gruta. Los peregrinos tienen legítimo derecho y razón de visitar la Gruta, de permanecer ante la Gruta, de mirar la Gruta, de arrodillarse, de recogerse y de rezar largamente. Ahí descubren la importancia de este Mensaje de Lourdes, que es simplemente un eco fiel del mensaje evangélico.

Superando el entorno espacio-temporal y la materialidad de la Gruta, los peregrinos logran llegar hasta la misma Virgen. Como decía Bernardita: “Yo no veía ni el cerco ni el río Gave… Solo veía a la Santísima Virgen".

Santa Bernardita

2.- VIVIR “EL MENSAJE” DE LOURDES

No basta conocer el Mensaje de Lourdes: es necesario vivirlo, debemos encarnarlo, tenemos que profundizarlo, como la parábola del sembrador. Lo mismo acontece con el Evangelio: no basta con su lectura, aprendizaje o estudio. Debemos igualmente encarnarlo en nuestros actos, debemos transformarlo en “regla de vida”.

El Mensaje de Lourdes, que es simplemente un eco del evangelio, nos pide no sólo que lo conozcamos, sino ante todo que lo vivamos y lo practiquemos. ¡Hay que vivir el mensaje de Lourdes! Bernardita supo hacerlo de manera ejemplar. Y el resultado fue un éxito total: Bernardita es hoy una santa, y santa canonizada. Su programa de vida fue éste; rezar, hacer penitencia por los pecadores. “El milagro de Lourdes, el que encierra todos los demás milagros es, en primer lugar, la historia y vida misma de Bernardita", es la perfección con que ella realizó el Mensaje.

El Mensaje de Lourdes se dirige a todos los hombres. Todo el pueblo de Dios está invitado a venir en procesión a la Gruta.

LOURDES continúa, pero Lourdes también cambia, Lourdes crece.

Cada día se da más importancia a los pobres, humildes y marginados en la acogida. Como se parecen tanto a Bernardita, es necesario que se sientan invitados a acoger el Mensaje de Bernardita.

Los adultos mayores encuentran también aquí su lugar. Ellos están en las condiciones privilegiadas para poner en práctica el Mensaje. Su misma edad facilita una conversión que a menudo suele ser definitiva.

Las familias: aquí llegan los padres trayendo a sus hijos, a veces recién nacidos, para encomendarlos al cuidado de la Virgen-Madre, ejemplo de vida familiar en Nazaret, en comunidad de amor con José y Jesús.

Los enfermos llegan a Lourdes como a su propia casa. Porque se sienten atraídos por la enfermiza y asmática Bernardita, y esto desde las primeras Apariciones. Rodeados por el cariño de sus hermanos, en un ambiente de oración y de caridad, descubren aquí que tienen un lugar en la Iglesia y que su misión adquiere una belleza sublime. Los enfermos son quienes pueden acoger esa gracia admirable: ser capaces de realizar plenamente el Mensaje de Lourdes.

Lourdes es un punto de convergencia de todos los hombres y de todas las clases sociales: obreros, campesinos, mineros, dueñas de casa, esposos, padres e hijos; ricos y pobres… todos llegan a la Gruta en busca de conversión. El Mensaje de Lourdes, idéntico para todos, puede y debe adaptarse a las necesidades, a los problemas, a la mentalidad de cada uno.

En Lourdes todo está destinado a crear una atmósfera de silencio y de recogimiento. Porque lo esencial de Lourdes es hacer posible el encuentro con Dios, el contacto íntimo con la verdadera oración.

Las predicaciones, las liturgias, los momentos de oración dirigida, todo tiene la finalidad de facilitar la comprensión del Mensaje; nos invitan a la pobreza personal, al amor y al servicio de los pobres, a la recitación del Rosario, a la penitencia o confesión sacramental y a los sacrificios que la preparan o prolongan sus efectos.

El elemento penitencial es muy importante en Lourdes, porque junto con la oración van preparando el camino de la conversión, que es lo realmente importante y la gracia especial de Lourdes, puesto que es la meta del Mensaje de Lourdes.

El Concilio, con su enseñanza sobre la Virgen María, nos ayuda a ponernos a la escuela de la Madre de la Iglesia. Todo el Concilio "es un himno incomparable de alabanza en honor de Maria. Es la primera vez que un Concilio ecuménico ofrece una síntesis tan basta de la doctrina católica sobre el lugar que ocupa la Santísima Virgen en el misterio de Cristo y de la Iglesia”. (Pablo VI).

Y el lugar más adecuado para proclamar estas verdades es precisamente Lourdes. La mejor demostración de nuestro afecto y de nuestra confianza en María consistirá en la docilidad al Mensaje que nos transmite de parte de Dios y que continúa pregonando desde su Gruta de Lourdes, para nuestra salvación y la salvación de nuestros hermanos.

Peregrinación

***

Para poder acoger, realizar y profundizar el Mensaje de Lourdes, dejemos de lado el mundo de los sabios, poderosos y prudentes. A Dios le gusta revelarse sobre todo a los pequeños y sencillos, a quienes, por su actitud confiada y humilde, conservan un corazón de niño.

Debemos anhelar que el Señor se posesione de nosotros y nos transforme totalmente. No olvidemos que Jesús ha venido al mundo no para los que se consideran justos y santos, sino para los que se reconocen pecadores. Tengamos la lealtad y la valentía de reconocer que somos culpables y débiles. Y entonces Dios nos hará objeto de su misericordia.

No temamos repetir una y mil veces a la Virgen Inmaculada: “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores”. Ella nos ayudará a salir de nuestro pecado y a recuperar o acrecentar la amistad divina. Y así, transformados por el amor y renovados por el perdón, estaremos capacitados para servir a la Iglesia y ser los constructores del Reino de Dios en nuestra sociedad.

P. HÉCTOR GARCÍA O., a.a.

Párroco y Rector Santuario

Período 2005-2012

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