SANTUARIO PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DE
LOURDES
Gruta y Basílica. Quinta Normal, Santiago de Chile.
Inicio >
Mensaje de Lourdes > Las
Apariciones
Las Apariciones
> Bernardita relata las Apariciones
Iba cerca del Gave (1) a recoger leña con dos niñas.
Atravesaron el río; se pusieron a llorar. Les
pregunté la causa del llanto. Me contestaron que el agua
estaba fría. Les pedí que me ayudaran a tirar
piedras en el agua para que atravesara sin descalzarme; me
contestaron que hiciera como ellas. Entonces fui un poco
más lejos para ver si podía atravesar sin
descalzarme. No pude. Entonces volví delante de la gruta
para descalzarme.
Como empezaba, oí un rumor.
Volví la cabeza hacia la pradera; vi que los
árboles no se movían. Seguí
descalzándome; oí el mismo rumor.
Levanté la cabeza hacia la
gruta. Vi a una Señora vestida de blanco: llevaba un
vestido blanco y un cinturón azul y una rosa amarilla en
cada pie, también la corona de su rosario era amarilla
(2). Cuando vi eso, me restregué los
ojos, creía haberme equivocado. Llevé la mano al
bolsillo, encontré mi rosario. Quería hacer la
señal de la cruz, no pude llevar mi mano hacia mi frente,
se me cayó.
La visión hizo la señal
de la cruz. Entonces mi mano temblaba, traté de hacerlo y
lo logré. Recé mi rosario; la visión
hacía correr las cuentas, pero no movía los
labios.
Cuando terminé de rezar mi
rosario, la visión desapareció improvisamente. Les
pregunté a las dos niñas si habían visto
algo, me dijeron que no. Me preguntaron lo que había
sucedido, que tenía que decirles. Entonces les dije que
había visto a una Señora vestida de blanco, pero
que no sabía quién era y les prohibí hablar
de eso a quien fuese. Después me pidieron que no volviera
más allí, les dije que no.
Volví el domingo por segunda
vez, porque me sentía obligada en mí misma. Mi
madre me había prohibido que volviera. Después de
la Misa solemne, junto con mis dos compañeras fuimos
nuevamente a pedirle permiso a mi madre, no quería
absolutamente porque temía que yo me cayera en el agua y
temía que me atrasara a las Vísperas. Le
prometí volver a tiempo. Entonces me dejó
ir.
Acudí a la iglesia parroquial a
coger un frasquito de agua bendita, con ella rociaría a la
visión en la gruta, si consigo verla. La vi. Mientras que
le rociaba me sonreía e inclinaba la cabeza (3). Cuando terminé de rezar mi rosario,
desapareció.
Solo me habló la tercera vez. Me
preguntó si quería venir du¬rante quince
días y contesté que sí. Me dijo que fuera a
decirles a los sacerdotes que construyeran allí un
santuario, después, me dijo que fuera a beber al
río. Me dijo que no era allí donde debía ir:
me indicó con el dedo, enseñándome la
fuente. Fui y sólo encontré un poco de agua
mezclada con fango, metí la mano.
No pude coger; me puse a escarbar;
después pude coger. Por tres veces la tiré, la
cuarta logré bebería (4).
Luego la visión desapareció y me fui.
Volví al lugar durante quince
días, la visión se me apareció cada
día excepción hecha de un lu¬nes y un viernes.
Me dijo varias veces que fuese a decirles a los sacerdotes que
construyeran allí un santuario y que rogara a Dios por los
pecadores.
Varias veces, le pregunté
quién era, ella no hacía más que
sonreír. Los brazos colgantes (5),
levantó los ojos hacia el cielo, me dijo después
que era la Inmaculada Concepción.
En esos quince días, me
encomendó tres secretos con la orden de no revelarlos a
nadie. Hasta ahora he cumplido con mi promesa.
He ahí, Señor, el relato
concerniente la visión, pueda serle agradable.
Su muy humilde y adicta Bernardita
Soubirous.
Lourdes, 28 de Mayo de 1861.
NOTAS:
Información
General | Mapa del
Sitio | Condiciones de Uso | Salir a Portada