SANTUARIO PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DE
LOURDES
Gruta y Basílica. Quinta Normal, Santiago de Chile.
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Pastorales > Catequesis sobre la
Eucaristía > Capítulo 2: Ritos
Iniciales
Los ritos con los cuales iniciamos la
celebración Eucarística tienen por finalidad
formar comunidad. Estos
ritos hacen que aquellos que llegamos de distintos lugares y
ocupaciones nos podamos constituir en pueblo de Dios, asamblea
orante. Más aún, nos ayudan a reconocernos como
miembros del cuerpo de Cristo que se ofrece para la
salvación de la humanidad. Son el momento en que la
liturgia de la eucaristía nos ayuda a prepararnos para
ejercitar el sacerdocio
común, junto al sacerdocio ministerial que ejerce
el ministro que preside la celebración.
El Concilio Vaticano II afirma que la
liturgia “es el ejercicio
del sacerdocio de Jesucristo, cabeza y miembros”.
Desde esta afirmación podemos decir que cada Asamblea
Litúrgica es el cuerpo de Cristo. Cristo mismo, cabeza y
miembros que se ofrece al Padre. En este sentido, quienes
participamos en una asamblea litúrgica actuamos como
miembros del cuerpo de Cristo. Unos como cabeza -quien preside la
celebración- y otros como miembros; la Asamblea
misma.
Los Ritos Iniciales de
la celebración eucarística son por lo tanto el
momento que nos invitan a salir de nosotros mismos para hacernos
comunidad con otros, más aún hacernos uno con el
hermano que está a mi lado, conmigo y juntos ejercitamos
nuestro sacerdocio común que en comunión con el
sacerdote que nos preside conformamos el cuerpo místico de
Cristo que se ofrece al Padre. Así es, que podemos afirmar
que toda asamblea litúrgica y en particular la de la
Eucaristía, es Santa, porque esa asamblea es
Cristo.
Los ritos iniciales de la
celebración de la Eucaristía se componen de los
siguientes elementos o partes: Procesión de Entrada, Saludo del
Sacerdote, Acto Penitencial, Gloria y Oración
Colecta.
La Procesión de Entrada en los
días de fiesta no es un simple desfile o la oportunidad de
“recibir al sacerdote
celebrante”. La procesión de entrada es el
primer signo de nuestra celebración, ella es el signo del
pueblo de Dios que camina hacia la casa del Padre, es signo de
este pueblo que peregrina conducido por Cristo (cruz), animado
por la palabra (Evangelio), cuidado por pastores (ministros) que
caminan hacia la Jerusalén celestial, todos unidos en
Cristo caminamos hacia el Padre conducidos por Jesucristo, en el
Espíritu de amor. Es importante acentuar que la finalidad
de la Procesión de Entrada y de todos los ritos iniciales
-hasta la oración colecta- es construir a la
asamblea.
El Saludo Inicial comienza con la
señal de la cruz para hacer presente que quienes estamos
ahí reunidos lo hacemos en virtud del bautismo que nos ha
hecho nueva creaturas. La señal de la cruz nos recuerda
que nuestro Dios es trinidad, y que al ser bautizados
participamos de la condición de Jesucristo, es decir,
sacerdotes, profetas y reyes. El saludo inicial concluye
generalmente con un saludo tomado desde la escritura que
manifiesta que la bondad y la salvación de Dios siempre
está presente en nuestras vidas.
El Acto
o Rito Penitencial nos ayuda a reconocer que somos
pecadores, que estamos necesitados del perdón de Dios,
pero por sobre todo nos recuerda que nuestro Dios es el
Señor de la Misericordia. Más que un momento para
pedir perdón por algunos de nuestros innumerables pecados,
es reconocer que a pesar de nuestra condición, Dios nos
ama y tiene misericordia de nosotros. En el acto penitencial Dios
Padre se manifiesta como el Padre del Hijo pródigo que
corre a abrazarnos.
El canto de Gloria que entonamos los domingos y
festividades es el canto de alabanza a Dios que en Jesucristo nos
ha regalado la salvación y que por la acción del
Espíritu nos mueve a las obras de bien y a la alabanza.
El gloria es un
antiquísimo y venerable himno con que la Iglesia,
congregada en el Espíritu Santo, glorifica a Dios Padre y
al Cordero y la presenta sus súplicas. El texto de este
himno no puede cambiarse por otro. Lo entona el sacerdote o,
según los casos, el cantor o el coro, y lo cantan o todos
junto o el pueblo alternando. El canto de gloria es el que
más claramente delinea el sentido de alabanza de la
celebración litúrgica: al Padre por el Hijo en el
Espíritu Santo. Se suprime en los domingos de Adviento y
Cuaresma.
La Oración
Colecta tiene la tarea de reunir, de hacer una las
intenciones de todos los que participan en la celebración
eucarística, es esa la razón que esta comienza con
un “oremos”
que deja un momento de silencio para que podamos presentar al
Señor nuestra intención orante en la
celebración que nos toca participar, la oración
colecta pronunciada por el sacerdote asume esa intención y
la presenta al Padre de los cielos.
* Para lograr el ambiente de
oración, según la naturaleza del momento, es
necesario guardar momentos de
silencio sagrado dentro de la Misa. El silencio es
importante también antes de comenzar la Eucaristía,
pues como lo sugiere la IGMR nº 45, el silencio ayuda en la
preparación a la celebración devota y
religiosa.
* Es muy conveniente que el
equipo de acogida ayude a crear
un clima de fraternidad, para colaborar con el sentimiento
de ser cuerpo.
* Un guía puede dar, antes de la
celebración, las indicaciones prácticas (misa del
día, intenciones, cantos, etc.). El guía (o
animador) es un servidor de la
asamblea: su función es introducir los cantos, los
textos, dar las indicaciones, etc. Sus intervenciones deben ser
breves y sobrias.
1. Para celebraciones especiales, y
pudiendo realizarlo, es recomendable incensar el altar y al sacerdote,
pues es reforzar la idea que el altar el Cristo y el sacerdote al
presidir la celebración es Cristo cabeza en medio de la
asamblea.
El incienso, muy utilizado en la
liturgia hebrea, significaba una ofrenda a Dios. La
oración del salmista exclama: “que suba mi oración como
incienso hasta ti” (Salmo 141). Si bien la muerte de
Cristo significó el fin del culto antiguo (cfr. Mateo 27,
51-53; Marcos 15, 38), es que los cristianos dejaron de quemar
incienso. Durante el siglo IV, en Roma, con la paz
constantiniana, se recuperó el símbolo, ya que no
había riesgo de ser confundido con otros cultos. Nos
recuerda también la fidelidad de los primeros cristianos,
y que gracias a su fortaleza la fe llegó hasta
nosotros.
2. Luego del Saludo se puede realizar
la “Exhortación
inicial”, que debe ser breve y cumplir con el
objetivo de despertar la atención de los participantes y
abrirlos al mensaje de la celebración. Esta
exhortación (monición) es importante para dar a
conocer la finalidad de cada celebración y precisan la
intención de esa comunidad en particular.
3. El silencio como parte del Rito
Penitencial es de gran importancia pues es la expresión
del recogimiento interior.
4. Los así llamados
“cantos de
perdón”, frecuentes en nuestra
práctica pastoral, no sustituyen el “Señor, ten
piedad” o las dos
fórmulas del Rito Penitencial, cualquier sea el
tiempo litúrgico. La razón es que, cualquier sea el
momento o el prisma bajo el cual se vea el misterio de Cristo, la
liturgia, fuente y cumbre de la actividad de la Iglesia, celebra
prioritariamente el Misterio Pascual, por tanto es eminentemente
acción de gracias y celebración del triunfo de
Jesucristo.
5. Profundizando un poco más:
el año litúrgico celebra una sola cosa: el
Misterio Pascual de
Jesús. Y la concepción del año
litúrgico, aprecia dicho Misterio desde distintos
ángulos, o de distintos prismas: desde el prisma de la
Cuaresma, la Pascua, o Adviento. O del prisma de un Santo, o de
la Santísima Virgen. La Iglesia no tiene otro tema que
celebrar.
6. Por razones pastorales, la
Oración Colecta
se puede adaptar a la asamblea y la realidad local, procurando
conservar su inspiración original.
7.
Para rescatar el sentido de la Oración Colecta, antes que
comience la celebración eucarística, se proponen
algunas ideas: por ejemplo, se puede poner en un
papelógrafo las intenciones de las personas que
vienen a celebrar la eucaristía y llevar estas intenciones
en la procesión de entrada.
1. ¿Eres conscientes de
que es Dios mismo quien te convoca y se entrega en Jesús
en la Eucaristía?
2. ¿Cómo te
preparas para celebrar la Eucaristía?
3. ¿De qué
manera participas activamente en el misterio Pascual de
Jesucristo?
4. ¿Te sientes parte
del cuerpo de Cristo? Explica de qué forma.
5. A modo de síntesis:
¿Cuáles son los aspectos fundamentales de los Ritos
Iniciales?
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